"La
violencia sexual contra las mujeres y las niñas tiene sus raíces en siglos de
dominación masculina. No olvidemos que las desigualdades de género que
alimentan la cultura de la violación son esencialmente una cuestión de
desequilibrio de poder". — António Guterres, Secretario General de la
ONU.
La
violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos
humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las
que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los
perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas.
En
forma general, la violencia se manifiesta de forma física, sexual y psicológica
e incluye:
* violencia
por un compañero sentimental (violencia física, maltrato psicológico, violación
conyugal, femicidio);
* violencia
sexual y acoso (violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no
deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero,
acoso cibernético);
* trata
de seres humanos (esclavitud, explotación sexual); mutilación
genital, y
* matrimonio
infantil.
La Declaración
sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida por la
Asamblea General de la ONU en 1993, define violencia contra la mujer: “todo
acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales
actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
producen en la vida pública como en la vida privada.”
Los
efectos psicológicos adversos de la violencia contra las mujeres y niñas, al
igual que las consecuencias negativas para su salud sexual y reproductiva,
afectan a las mujeres en toda etapa de sus vidas.
Aunque
todas las mujeres, en todas partes del mundo, pueden sufrir violencia de
género, algunas mujeres y niñas son particularmente vulnerables, por ejemplo:
las niñas y las mujeres mayores, las mujeres que se identifican como lesbianas,
bisexuales, transgénero, las migrantes y refugiadas, las de pueblos indígenas o
minorías étnicas, o mujeres y niñas que viven con el VIH y discapacidades, y
aquellas en crisis humanitarias.
La
violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para alcanzar igualdad,
desarrollo, paz, al igual que el respeto de los derechos humanos de mujeres y
niñas.
Si
bien los nombres, las épocas y los contextos pueden variar, la violación, la
violencia sexual y el maltrato son fenómenos que afectan a mujeres y niñas de
todo el mundo, en tiempos de paz o de guerra.
La
violencia se origina en un complejo conjunto de creencias, poder y control
patriarcal que continúa creando un entorno social en el que la violencia está
generalizada y normalizada. Las cifras exactas de violaciones y agresiones
sexuales son sumamente difíciles de confirmar como consecuencia de la osadía e
impunidad con las que cuentan los agresores, el estigma que sufren las
sobrevivientes y el silencio que sigue a la agresión.
En
estos últimos años, las voces de sobrevivientes y activistas, mediante campañas
como #MeToo, #TimesUp, #Niunamenos, #NotOneMore y #BalanceTonPorc, entre otras,
han puesto de manifiesto el problema de la violencia sexual y han llegado a un
punto en que ya no pueden ser ignoradas o silenciadas.
En
2019, la campaña ÚNETE celebrará los 16 Días de activismo contra la violencia
de género, del 25 de noviembre al 10 de diciembre, con el tema “Pinta
el mundo de naranja: Generación Igualdad condena la violación”.
ONU.
Marcela Barrera