El envejecimiento es un proceso universal, inherente a la vida e irreversible. El objetivo de todos debería ser llegar al envejecimiento exitoso, con calidad de vida, estabilidad económica, psicológica y emocional, con el deterioro físico normal, pero con la capacidad de seguir teniendo una vida plena, aceptando los cambios, limitaciones y duelos, viviendo el presente.
Sin embargo, la vejez está rodeada de mitos y limitaciones, la visión sociocultural de la vejez asociada a fragilidad y dependencia en muchos países promueve el maltrato y la discriminación (viejismo). Pensamos que el adulto mayor no es capaz de tomar sus propias decisiones, los adultos mayores no son como niños. Cuando hablamos de viejismo, atentamos contra la identidad y la dignidad del adulto mayor y esto se considera maltrato.
El adulto mayor vive en duelo constante por la pérdida: de la vida laboral, de la salud, de la movilidad, al sufrir alguna discapacidad sensorial o por la muerte de amigos, familia o cónyuge. Se enfrenta a renunciar a su propia imagen y a reconocer su mortalidad.
Las Múltiples Caras del Abuso en la Vejez
Todas estas circunstancias generadas al alrededor del adulto mayor, junto con los factores de riesgo que incluyen el padecer enfermedades crónicas, algún tipo de discapacidad y el aislamiento social crean una atmosfera de vulnerabilidad que lo lleva fácilmente a ser víctima de abuso físico, emocional, psicológico, económico e incluso sexual. Muchas veces son víctimas de varios de estos abusos al mismo tiempo, tanto en los hogares para ancianos como dentro del mismo núcleo familiar. Estos abusos pueden ser intencionales o no.
Los abusadores pueden ser miembros de su familia o los cuidadores formales o informales. El tipo de abuso y la frecuencia van a depender del contexto y de factores como el género o las condiciones socioeconómicas.
El maltrato físico y sexual se presenta principalmente en las mujeres y la negligencia en personas con bajos recursos. El abuso se agrava con el paso del tiempo, sin embargo, como se da dentro del núcleo cercano del adulto mayor, del que además depende, generalmente no lo denuncia, tampoco hay instituciones dedicadas a la detención y atención de este tipo de maltrato convirtiéndolo en un evento silencioso.
El maltrato se define como “cualquier acción voluntariamente realizada, es decir no accidental, que dañe o pueda dañar a una persona; o cualquier omisión que prive a un adulto mayor de la atención necesaria para su bienestar, así como cualquier violación a sus derechos.” (Iborra Marmolejo).
El tipo de maltrato está determinado por las características personales, sociales y familiares. A partir de los 75 años, el riesgo de maltrato aumenta, ya que se incrementa la dependencia, el deterioro de la salud y el aislamiento social, generando mayores niveles de estrés en la familia así como en los cuidadores primarios. También aumenta la posibilidad de maltrato cuando el adulto mayor sufre deterioro cognitivo o demencia.
El consumo de alcohol incrementa los problemas cognitivos y de memoria, que propicia la vulnerabilidad en el adulto mayor, sin embargo, muchas veces recurre al alcohol como forma de afrontar la situación que esta viviendo.
Otros factores que influyen son la pobreza, las actitudes negativas hacia la vejez, violencia y disfunción familiar, trastornos psicoemocionales y el abuso de sustancias, conductas ya existentes en el núcleo familiar y en los cuidadores primarios.
Las repercusiones psicológicas de estos hechos son: baja autoestima, inseguridad, tristeza, sufrimiento, depresión, angustia, problemas de comportamiento, ideas suicidas, vergüenza y culpabilidad, esto afectan gravemente la calidad de vida de la persona y aumentando la morbilidad, las hospitalizaciones y la mortalidad en esta población.
Un Llamado a la Conciencia: Nuestra Responsabilidad Social
Debemos hacer consciencia de la magnitud de este problema silenciado, en comparación con el abuso a las mujeres o los niños, de la responsabilidad que tenemos como sociedad que, con ideas discriminatorias hacia la vejez, propicia, genera y oculta este maltrato, ante un sector de la población que se encuentra vulnerable debido a sus condiciones físicas y contextuales. Y que tiene el derecho de terminar su vida con calidad, tranlidad y felicidad.
La Asamblea General de Naciones Unidas designó el 15 de junio
como Dia Mundial de toma de conciencia
del Abuso y Maltrato en la Vejez.