La violencia contra la mujer lamentablemente tiene muchas caras desde, acoso verbal, abuso emocional, físico, económico o sexual hasta el extremo brutal en la escala: el Feminicidio.
Miles de mujeres mueren cada año en el mundo por motivos relacionados con el género, muchas muertes violentas de mujeres están motivadas por el odio, el resentimiento o la creencia de posesión que hacia ellas presentan los hombres. Las protestas en todo el mundo por las mujeres asesinadas: Estados Unidos, Albania, México, Sudáfrica y Australia, entre otros, no han logrado disminuir la incidencia de este delito, sigue siendo un fenómeno subestimado, generando una visión limitada del problema.
Como es un delito que no se puede medir o cuantificar, la falta de datos dificulta la forma en que los distintos países abordan el problema. Conocer los motivos y las circunstancias podría ayudar a los gobiernos a proteger a las víctimas potenciales y a establecer castigos justos que disuadan a los perpetuadores.
La ONU, estableció a principios del año, un nuevo marco estadístico para medir los feminicidios, donde marca condiciones precisas en este delito considerando primero la relación del autor del crimen con la víctima y posteriormente ocho variables determinantes: 1) la víctima había sufrido violencia anteriormente, 2) se hallaba en situación de explotación ilegal, 3) fue secuestrada, 4) trabajaba en la industria del sexo, 5) sufrió violencia sexual antes o después del feminicidio, 6) su cuerpo fue mutilado, 7) se depositó en un lugar público, 8) el perpetuador manifestaba odio o prejuicios contra las mujeres.
España es pionero en la lucha contra los feminicidios, creando juzgados especializados en violencia de género, además considera las variables establecidas por la ONU, para tipificar estos delitos. En contraste en los últimos 30 años han sido brutalmente asesinadas más de 2000 mujeres en Ciudad Juárez México y en Guatemala se cometen entre 500 y 700 feminicidios por año. Las mujeres también son asesinadas por su ocupación, marginadas y discriminadas porque son trabajadoras sexuales o trabajan en bares y centros nocturnos.
El Feminicidio es el asesinato intencional de una mujer, por el hecho de ser mujer, que también incluye niñas. Es perpetuado generalmente por hombres, en donde la ideología, las normas sociales y los roles de género respecto a la masculinidad les otorga privilegios sobre las mujeres. Sin embargo, también pueden participar mujeres en el delito, incluso que pertenecen a la misma familia.
La mayoría de los feminicidios son perpetuados por la pareja actual o anterior de la víctima, en situaciones donde las mujeres tienen menos poder o recursos que los hombres, además generalmente hay una gama de abusos verbales, físicos y sexuales previos.
También vale la pena mencionar la vulnerabilidad de las mujeres en periodos de conflicto armado y guerras, siendo frecuentemente victimas de agresiones sexuales y homicidios, actos utilizados como estrategia para causar pánico entre la población civil.
Según Haydee Birgin el feminicidio se explica a través del dominio de género que se caracteriza por la supremacía, opresión, discriminación, explotación y exclusión masculina sobre niñas y mujeres. Legitimado por la perspectiva social devastadora, hostil y degradante hacia el género femenino. La desigualdad social se potencializa con la impunidad judicial en los casos de feminicidios.
Diferentes tradiciones, culturas, ideologías, usos y costumbres legitiman la supremacía sobre la mujer por parte del hombre. La sociedad normaliza la violencia contra la mujer, las hace responsables y propiciadoras del delito del que son objeto, al relacionarlo con su forma de vestir, el horario o lugar en donde estaban y exonerando a los hombres, pues se justifica la violencia relacionarla cor factores externos como el alcohol, las drogas, rasgos de personalidad o incluso el aprendizaje dentro del núcleo familiar.
Tipos de Feminicidios.
Feminicidio intimo: Es cometido por la pareja actual o anterior de la víctima. La violencia familiar y conyugal hacen de la casa un ambiente inseguro. Este delito deja fuertes repercusiones en el entorno que rodea a las mujeres, por ejemplo, en los hijos, que pierden a la madre y al padre que será encarcelado.
Asesinatos culturales en nombre del honor o por dote: La niña o la mujer muere a manos de un hombre o mujer de la familia por una transgresión sexual o conductual supuesta o real, es el caso del adulterio, las relaciones o embarazos extramatrimoniales o incluso violaciones. Cuando se intenta proteger la “reputación de la familia”, pueden estar involucradas cuestiones religiosas mal interpretadas o incluso un intento de ocultar un incesto. Este tipo de actos cuentan, en algunos países, con respaldo jurídico y social; siendo una forma de discriminación y violencia extrema contra las mujeres y niñas culturalmente arraigada y aceptada, que se realiza con total impunidad.
También existe el homicidio causado por una dote inferior, la mujer recién casada es asesinada, mutilada o quemada por que la familia del esposo recibió una dote inferior a la que esperaba, este tipo de delito se da principalmente en la India o en Asia Sudoriental.
Feminicidio no íntimo y/o Feminicidio sexual: La violencia pública hace de los centros educativos, laborales, culturales, de lugares de reuniones sociales, de las calles, el transporte, los parques y los terrenos baldíos lugares peligrosos para las mujeres. Este tipo de feminicidio es cometido por alguien que no tiene una relación cercana con la víctima. Las mujeres también pueden ser agredidas sexualmente en este tipo de homicidio.
El feminicidio no afecta solo a las mujeres, sino también a su entorno más cercano: padres, hijos, hermanos.
El grupo de edad con un número más alto de casos de feminicidio en 2020 correspondió a mujeres de entre 30 y 44 años. Las adolescentes y mujeres adultas jóvenes de entre 15 y 29 años representaron el segundo rango con mayor incidencia, pero también hay menores de 15 años víctimas en este delito.
La UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) señala: "Los países de América Latina han adoptado una legislación que penaliza el feminicidio como un delito específico en sus códigos penales. Sin embargo, no hay señales de una disminución en el número de asesinatos de mujeres y niñas por motivos de género".
Lo que significa que sólo tipificar el delito no lo resuelve, el feminicidio es un problema muy complejo, con muchas aristas, culturales, ideológicas, familiares, económicas, sociales, jurídicas que requiere un trabajo conjunto de muchos sectores de la sociedad para detener esta plaga que afecta al mundo entero.