Es difícil hablar de violencia sexual pues, aunque es un tema muy grave y frecuente también se despeja un velo de secrecía al respecto.
Las consecuencias del abuso
sexual en niños y adolescentes se manifiestan en problemas de conducta,
complicaciones familiares y problemas en el rendimiento escolar. Las
estadísticas convierten a la violencia sexual hacia los niños es un tema de
salud pública.
Arredondo define la violencia sexual
infantil como: “Aquel tipo de conducta sexual que se realiza con un niño o
niña, tales como tocamientos de los genitales u otras partes del cuerpo del
niño por parte del agresor, incitador del perpetuador a tocar sus propios
genitales, penetración vaginal, anal u oral, exposición de material
pornográfico para el menor”. Esta agresión se puede presentar solo una vez o en
repetidas ocasiones durante años de abuso.
El tipo de abuso se puede
clasificar, de acuerdo con Lago y Céspedes:
-Con contacto físico: Violación,
caricias que implican tocar los genitales o cualquier otra parte del cuerpo,
con fines de satisfacción sexual.
-Sin contacto físico: Propuestas
verbales de actividad sexual explícita, mostrar los órganos sexuales de manera
inapropiada, obligar a los niños a ver actividades sexuales de otras personas.
-Explotación sexual: Implicar a
los menores de edad en actividades relacionadas con la producción de
pornografía, promover la prostitución infantil y el turismo sexual.
Ferreyra nos dice que la violencia
sexual se puede dar por acción, que se refieren a aquellas implicaciones
sexuales de un menor en la satisfacción sexual de los adultos. O por omisión
situaciones en que no se atienden las necesidades sexuales del niño, no se les
da credibilidad a las denuncias de violencia sexual, se consciente de manera
pasiva el incesto o no se le da educación sexual al menor.
El abuso sexual hacia los menores
no solo se da en el marco de la coerción sino también desde la seducción. Estas
situaciones se presentan cuando el menor vive un abandono emocional del que se
aprovecha el agresor. En el caso de los adolescentes el abuso se puede dar en
el marco de “amistad o noviazgo”. Así el abuso sexual se puede dar de manera
física, verbal o emocional.
Cuando un menor es abusado su
cuerpo es tratado como un objeto, se le roba la inocencia y el derecho a descubrir
su propia sexualidad de acuerdo con su desarrollo físico y emocional.
Fases por las que pasa un abuso.
1.- Desarrollo de intimidad o
alianza: Implica un acercamiento por parte del abusador hacia el niño con la
finalidad de ganarse su confianza y establecer una relación de cercanía
haciéndolo sentir especial. Esta etapa de seducción puede durar mucho tiempo
hasta que se produce el primer evento de abuso.
2.- Contacto físico que aparenta
ser apropiado: En esta etapa empieza a darse un contacto como muestras de
afecto físico, con la intención de hacer sentir cómodo al menor, se va dando
mayor intimidad y confianza, aquí empieza la traición y la trampa del abusador.
3.- El contacto físico es
progresivo hasta ser inapropiado y genera confusión en el menor. Se presenta
contacto físico apropiado e inapropiado lo que provoca que el niño se sienta
culpable.
4.- El abuso sexual como tal,
esto genera en la víctima confusión, soledad, vacío, culpa. El menor atraviesa
por ambivalencia emocional, se siente traicionado al tiempo que puede existir
una reacción física ante el contacto.
5.- Mantenimiento del abuso a
través del secreto: La confianza de la primera etapa ha desaparecido, el adulto
continúa abusando del menor a través del miedo que genera con amenazas,
chantajes y de establecer lealtad que se da a través de privilegios y regalos.
A menor edad del niño tiene menos
elementos para procesar el abuso y hay más daño emocional, más vergüenza, culpa,
odio, terror a ser descubierto y a perder relaciones familiares y escolares. A
mayor violencia habrá más trauma y síntomas relacionados con el abuso, el
tiempo que duró el abuso también determina el grado de daño emocional que sufre
el menor, así como la frecuencia en que sucedió el abuso, mientras más abusos
sufrió habrá mayor impacto en la personalidad del menor. También la cantidad de
adultos que participaron en el abuso a mayor cantidad más sensación de
vulnerabilidad, minusvalía y descontrol en el niño. Si el agresor es muy
cercano al niño, el daño emocional también es mayor, en muchos casos el
abusador es un conocido o un familiar cercano y el niño se ve obligado a
guardar silencio.
La manera de sanar este daño se
relaciona con cómo reacciona la familia ante dicha agresión. En muchos casos se
calla el abuso, así la familia se vuelve cómplice del agresor y genera mucho
daño en el menor.
La familia funcional, le cree al
menor, el abuso se expone, denuncia y busca ayuda profesional.
Es fundamental romper con el
silencio en este tipo de abuso y darle a cada uno la responsabilidad que le corresponde,
es decir el único culpable del abuso es el adulto y NO el niño que es la
víctima.
Para ayudar al menor hay que
revertir las creencias negativas y las autolesiones para que pueda volver a
confiar en el mundo, empoderarlo para que sepa que se puede defender y entienda
que no está en peligro constante, trabajar la autoestima y autoconfianza para
que pueda establecer relaciones sanas y respetuosas desde el consentimiento mutuo.
Necesita recibir ayuda
profesional para:
Poder identificar sus emociones para
expresarlas, trabajarlas y sanarlas, aprender a establecer relaciones
interpersonales sanas y respetuosas con los demás, aprender a establecer
límites que eviten cualquier conducta abusiva en el futuro.
Marcela Barrera.