Las mujeres
entre 15 y 44 años de edad corren mayor riesgo de ser violadas o maltratadas en
su casa que de sufrir cáncer, tener accidentes automovilísticos, vivir una guerra o padecer malaria
según estadísticas del Banco Mundial.
Violencia intrafamiliar
La familia es un nicho que, paradójicamente, puede ser un foco de riesgo y violencia, es considerado el fundamento de la vida social,
pero en muchas ocasiones también es el escenario de conflictos, peleas, esta
situación hace del núcleo familiar un espacio de riesgo para quienes ocupan un lugar de dependencia dentro del mismo, generalmente mujeres y niños. La violencia contra la mujer y los niños
ha sido una vergonzosa realidad a lo largo de la historia.
Según la Organización mundial de la salud: "la violencia en la familia es
la agresión física, psicológica o sexual cometida por el esposo, abuelos,
padres, hijos, hermanos, parientes civiles u otros familiares. También
comprende a los tutores o encargados de la custodia. Afecta a las familias sin
distinción de raza, edad, educación o condiciones socioeconómicas".
Existen distintos tipos de violencia
-Violencia física que se refiere
directamente a golpes, empujones cachetadas, que pueden producir lesiones
graves como fracturas o constantes moretones.
-Violencia psicológica o emocional
que no sólo afecta la subjetividad, la identidad, los sentimientos o la
autoestima. Todo esto afecta la convivencia armoniosa generando sufrimiento.
Aquí se incluyen las amenazas de abandono, de suicidio o de arrebatar a los
niños, decirle a la víctima que no sirve para nada con la finalidad de
disminuir su autoestima y mantenerla aislada. Un doble discurso que va del amor
al odio.
-Violencia sexual: incluye acoso
sexual, es decir, violencia a la integridad corporal y la autonomía sexual. Que
el acto se realice bajo circunstancias coercitivas y ausencia de consentimiento
para el acto sexual.
-Violencia económica o patrimonial
relativa a la propiedad o economía. No dejar que la pareja se desarrolle
profesionalmente y quitarle sus posesiones materiales.
-Negligencia: Se expone a los
miembros más vulnerables al riesgo y al peligro y al abandono cómo resultado de
una jerarquía equivocada de responsabilidades familiares.
Para que la
violencia sea posible debe darse una condición de desequilibrio de poder, es
decir la violencia incluye el poder del agresor y la debilidad del agredido.
La violencia
debe entenderse en el contexto de las personas que mantengan o hayan mantenido
una relación íntima, matrimonial o no, cohabitantes, personas con relaciones
mutuas de familia.
La violencia familiar está ligada a la violencia en el entorno social y
político global, en donde las agresiones se ejercen contra el más débil, es decir,
contra aquellos que la sociedad ha estigmatizado y
se les asigna un lugar marginal dentro de la misma, es decir, los hemos hecho
aprender que son débiles y creer que es algo natural en su debilidad ser
objeto de maltrato.
Se trata de una violencia institucionalizada es decir, un
sistema de dominación, control y exclusión, que no solo deja huellas físicas
sino psicológicas, sociales, morales y espirituales.
Existe un fenómeno de re-naturalización de la violencia familiar, basado en el
mito de la violencia como correctivo, como expresión de afecto, cariño e
incluso amor; como forma de educar; castigo por el bien del otro y como medio
de aprendizaje rápido. Lo peor es que se considera a la violencia como un
componente de la responsabilidad de la familia de proteger al precio que sea.
La violencia familiar repercute en agotamiento emocional y físico provocando mayor incidencia en el suicidio.
La víctima desarrolla depresión, ansiedad, baja autoestima, sentimientos de
culpa y aislamiento social. Se siente acorralado/a y solo/a, tiene problemas para
dormir o comer. Puede tener pesadillas y sentir que no tiene control
sobre su vida.
En cambio el abusador no controla sus emociones, no sabe reaccionar
apropiadamente frente al estrés, tiene una gran necesidad de tener poder y
control, puede proceder de una familia abusiva, además este fenómeno se puede
ver afectado e incrementado por la presencia de alcoholismo y abuso de drogas. La violencia
familiar afecta a todos los miembros de la familia incluso a aquellos que no
han sido violentados.
El primer paso para romper el círculo de la violencia es reconocer que tu pareja te maltrata y que no tienes la culpa ni eres responsable por dicha
agresión.
El segundo paso es hablarlo con aquellas personas que te puedan
ayudar con la finalidad de tener una red de apoyo con amigos o familiares.
El
tercer paso es crear un sistema de seguridad, buscando entre las instituciones
que atienden violencia intrafamiliar, recursos jurídicos, psicológicos e
incluso albergues que te permitan salir de esta situación de abuso.
También para
el agresor existen centros que lo ayudan a controlar su agresión. Es muy
importante comprender que la violencia intrafamiliar es un problema muy serio,
es un problema público y no privado, que no tenemos por qué vivir dentro del
círculo de la violencia, que el agresor es el único responsable de su
comportamiento y que la víctima merece una vida mejor.
Marcela Barrera