Existe la creencia errónea de que el
castigo corporal refleja que los padres y las madres están al pendiente de sus
hijos. Esta postura justifica el maltrato hacia los menores.
Los gobiernos tienen la obligación de crear
leyes para prevenir la violencia contra los niños y las niñas. La violencia por
parte de los maestros, de niños mayores, o las personas que están al cuidado de
los menores debe ser prohibida, legislada y castigada, hacer campañas que
informen a la población que los golpes no educan, difundiendo formas positivas
de disciplina y que protejan a los niños
también dentro de sus familias.
El género desempeña un papel importante en
cuanto a los estereotipos de la conducta violenta, muchas veces se utilizan las
tradiciones para justificar la violencia sobre todo si son niñas a las que
suman su género y edad. La sociedad acepta muchas formas de conducta violenta
contra los niños y las niñas, como las relaciones abusivas de poder o el castigo corporal como
método de disciplina.
La violencia contra los niños no tiene un
carácter privado, y es necesario no esconderla y darle un contexto público,
hacer campañas que condenen las actitudes que permiten la violencia, y que fomenten las conductas protectoras.
Los niños y las niñas pueden aprender sobre
sus derechos, y a expresarse contra la violencia. Es posible que los menores
aprendan a identificar, evitar y si es necesario afrontar situaciones de
violencia.
Los maestros, asistentes sociales, médicos
y otras personas que están cerca de los niños deben recibir información sobre
medidas de prevención y protección, entre ellas la detección del abuso a tiempo
y a ofrecer respuestas apropiadas.
Muchas veces después de haber sido objeto o
presenciado un acto de violencia los niños se sienten culpables y se
responsabilizan de dicho acto. La ayuda adecuada puede minimizar estos
sentimientos y sus efectos.
Junto con la educación, debemos reducir
la exposición a la violencia. Las escuelas y las familias deben ser un lugar seguro. La situación de
desarrollo evolutivo de los niños los coloca en un lugar especial, que exige
que el contexto en el que crecen tenga
ciertas características, escenarios y condiciones que les asegure los cuidados
y cuidadores que apoyen el desarrollo armónico e integral de los menores.
La violencia en la infancia se expresa en
la vida cotidiana, en las calles, los hogares y las escuelas, y tiene un fuerte
impacto sobre el desarrollo y la calidad de vida de los niños. Es indispensable
reconocer la importancia de las medidas de prevención considerando siempre los
derechos humanos de la niñez.
Además de la violencia que sufren los niños
en el ambiente familiar y escolar hay niños que viven en situaciones de conflicto
armado y desplazamiento forzoso. La niñez también sufre abuso y explotación laboral
y económica o sexual, o incluso pueden tener conflictos con la ley.
La situación de violencia en la infancia se puede atacar:
* Con la amonestación hacia los padres o la
persona que ejerce la violencia. (cuando la violencia es moderada)
* Con la atribución de la custodia hacia
algún familiar que esté en condiciones de ejercerla.
* La colocación del menor en otra familia de
manera temporal o permanente.
* La atención integral en un Centro de
Protección especial.
* La adopción del menor.
Cualquier acción que tenga como finalidad
asegurar el cuidado personal, proveer la atención a sus necesidades básicas y
terminar con el peligro que amenaza su integridad física y emocional.
En la escuela sancionar al maestro, a los
niños mayores y a la misma escuela donde se da el maltrato.
Se debe trabajar sobre la prevención de
todo tipo de violencia, la reparación atención, reintegración y rehabilitación
a los niños víctimas de violencia y las sanciones hacia los autores de la
violencia infantil.
MARCELA BARRERA